El tema del sentido en la obra de filósofo chileno Cristóbal Holzapfel :hacia una pedagogía del encuentro
Abstract
¿Por qué educar en el siglo XXI? La respuesta a esta pregunta emerge de una cuestión tan sutil como profunda: el sentido. Este tema, en principio (porque también existe la posibilidad que esté ausente), se erige como horizonte de comprensión de toda realidad a la que se enfrenta el ser humano. Dicho horizonte puede expresarse de maneras tan distintas como el sentido pueda concretarse, pues él da significado, ofrece orientación y justifica el hacer del hombre. Esta misma respuesta que evoca la palabra sentido, y para dar un ejemplo de la profundidad en la que se enraíza y la diversidad de oportunidades que ofrece en su concreción, es útil ante otras tantas preguntas como: ¿Por qué siguen existiendo personas que escogen carreras cuya reputación no ha sido favorecida por diversas situaciones (culturales, sociales, económicas, etc.) como las pedagogías? Nuevamente la respuesta se expresa, cual monumento al valor, que recuerda aquella razón o motivo por el cual el hombre dirige su obrar a diario y en autenticidad: el sentido. Por otra parte, el contexto educativo donde se quiere enmarcar el tema del sentido, tiene su expresión en un sistema educativo que ha sido desde hace algunos años objeto de fuertes críticas, reformulaciones, evaluaciones y validaciones, incluso hasta hoy. De esta manera, el tema del sentido aquí es objeto de una privilegiada atención, principalmente porque se vincula con la cotidianidad, principalmente en la dirección de las cosas, de las acciones y los hechos. Por esto, la palabra sentido es una realidad con la que el hombre se enfrenta a diario y que puede ser concretada en proyectos, pero que debe ser repensada con el paso del tiempo para evitar naturalizaciones que cierran la posibilidad de proyectar algo nuevo. Por lo tanto, la articulación de la reflexión filosófica sobre el sistema educativo en general y las prácticas pedagógicas en particular, tiene una radical importancia, principalmente en lo que respecta al sentido de estos menesteres. Pero ¿por qué vincular un tema como el sentido con el ámbito educativo? La razón es porque es de profunda relevancia generar este tipo de vínculos, pues frente a situaciones en las que parece que el sistema no marcha bien, la reflexión debe ofrecer una chispa que no sólo critique, sino que también alumbre los ámbitos en pro de una posible mejora que aborde el status quo que muchas veces se naturaliza y se asume como dado providencialmente. En segundo lugar, puesto que el ámbito de reflexión es el educativo, el tema del sentido se vuelve una cuestión nuclear al considerar que el fruto de dicha reflexión pueda orientarse hacia la construcción de una práctica pedagógica que abra la posibilidad de constituir sujetos críticos, libres y constructivos al interior de un sistema socio-cultural y que, por lo tanto, va más allá de la simple transmisión de contenidos. Así, la relevancia que este vínculo ofrece se justifica en la posibilidad de revisar la dirección actual de lo educativo, junto a las fuentes y las concreciones que éste tiene en el contexto actual, a partir del tema del sentido propuesto por un filósofo chileno, para así dar lugar a una reflexión que construya y ofrezca una pedagogía que aborda dicho tema, cuestión filosófica trascendente y transversal a todas las épocas y contextos. De este modo, es posible afirmar que la propuesta de esta investigación nace de dos vertientes: la educativa y la filosófica. La primera relacionada con una formación que se fundamenta en las raíces de un humanismo-cristiano, que busca desarrollar un sello identitario que asume con responsabilidad la misión de educar, y la segunda vinculada a un área disciplinar que orienta su esfuerzo reflexivo al enriquecimiento de las posibles respuestas, incluso de las mismas interrogantes, que surjan frente a los problemas más emblemáticos de la existencia humana, que en muchas ocasiones quedan relegados en un plano secundario frente a los interés instaurados por el sistema competitivo de la sociedad moderna, principalmente fundamentado en un modelo racionalizador que busca y preserva la individualidad. Para realizar la reflexión, la materia prima proviene de un filósofo que es cercano, no sólo en términos temporales, sino además espaciales al contexto en el que se enmarca esta investigación. La obra del chileno Cristóbal Holzapfel se convierte, de este modo, en la fuente filosófica de la cual emanará la corriente de reflexión situando el problema de investigación entre la frontera del sistema educativo nacional actual y la filosofía existencial contemporánea, en la búsqueda de un proceso que considere la formación de sujetos integrales. Sobre el filósofo chileno, oriundo de Valdivia (1953), cabe destacar que es doctor en Filosofía de la Universidad de Friburgo, Alemania; profesor titular de la Universidad de Chile, profesor huésped de la Universidad Austral de Chile y de la Universidad de San Juan, Argentina. Realiza periódicamente estadías de investigación en el extranjero, en las que también dicta conferencias y cursos. Cristóbal Holzapfel fue designado, por el Presidente de la República en 1998, como integrante del Consejo Superior de Ciencia y Tecnología de Fondecyt, cargo que ocupó hasta 2002; desde el 2007 fue designado por el rector de la Universidad de Chile como miembro del CSEA (Consejo Superior de Evaluación Académica); y desde el 2010 como miembro del CRA (Comité de Recontratación Académica de la Universidad de Chile). Actualmente ejerce docencia en la Universidad Andrés Bello. Sus líneas de investigación son: Metafísica, ética, antropología filosófica y filosofía contemporánea. Algunas de sus obras son: La conciencia en Heidegger y en la tradición (publicado en Alemania, 1987); Ser y universo (publicado en Chile, 1991); Conciencia y mundo (Chile, 1993); Deus absconditus (Chile, 1995); Lecturas de amor (Chile, 1999); Aventura Ética. Hacia una ética originaria (Chile, 2000); Crítica de la razón lúdica (publicado en Madrid, 2003); A la búsqueda del sentido (publicado en Chile, 2005); El enlace hombre-mundo (proyecto Fondecyt, 2009) y Ser humano (proyecto Fondecyt, 2010).